Año de producción: 1996
Dirección: Liv Ullmann
Intérpretes: Max Von Sydow, Pernilla , Samuel Froler,
Kristina Adolphson, Thomas Hanzon, Anita Byörk
Guión: Ingmar Bergman
Música: John Sebastian Bach
Fotografía: Sven Nykvist
Película en tres actos, que explica,
a partir de la charla que Anna mantiene con un pastor luterano, cómo ella llegó
a casarse con un joven teólogo, para luego enredarse con otro joven estudiante
de teología y más joven. Como datos, Liv Ullman e Ingmar Bergman estuvieron
casados tiempo ha y que Bergman suele incluir muchos elementos autobiográficos
en sus historias.
La película expresa con claridad
que la infidelidad conyugal no es algo baladí, como nos suelen mostrar
demasiadas series televisivas y películas para el gran consumo. La infidelidad
produce un agudo dolor en el marido y una profunda sensación de culpabilidad en
la mujer. Tácitamente reconoce que lo que su marido le acusa-poner su placer
por encima del matrimonio y la familia-es cierto. Y rompe con su amante. Para
éste, tampoco su relación con Anna es algo sin importancia. Aparece en la
película lleno de miedo y como en una sensación de pesadilla.
Conecta, en este sentido, con el
cine clásico, realista en el tema del adulterio. Este es tratado como tal. Esto
es: fuga y daño, evasión y culpa, infidelidad y hogares destrozados, mujer o
marido estafados, hijos destrozados. Lo que tantas veces aparece en muchas
películas como un gran “amor”, el cine clásico lo muestra simplemente como “una
pasión descontrolada”, mostrando de modo atractivo la responsabilidad, el
autodominio y la capacidad de sacrificio, comprensión y perdón como notas
distintivas del amor auténtico. La deslealtad matrimonial, como modo de vida,
olvidando los principios morales, no lleva a nada, sólo al dolor y al desmoronamiento.
En esta película, destaca también
la suerte que tiene Anna de tener un ambiente adecuado que le ayuda,
representado en este caso por su tio, el pastor, que sabe ayudarla a que piense
lo que está haciendo manteniendo su relación con el estudiante de teología.
Es importante subrayar la
comunicación que hay entre Anna y su marido, contándole su relación con el
amante. Es una conversación muy dura para la mujer, porque el marido le hace
ver todo el daño que le está haciendo a él y que puede hacer a sus hijos.
Y también es de resaltar que Anna
conseguirá, con su actitud de romper con
el amante, el perdón de Dios.