lunes, 31 de agosto de 2015

ALGUIEN A QUIEN AMAR

Año: 2014
País: Dinamarca
Dirección: Pernille Fischer Christensen
Intérpretes: Mikael Persbrandt, Trine Dyrholm, Birgitte Hjort Sorensen, Sofus Ronnov, Eve Best, Lourdes Faberes, Peter Frödin, Thomas Hwan
Guión: Pernille Fischer Christensen, Kim Fupz Aakenson
Fotografía: Laust Trier-Mork

Thomas Jacob, cantante de fama internacional afincado en Los Angeles, vuelve a su Dinamarca natal para grabar un disco, ocasión para reencontrarse con su hija Julia, con la que apenas ha tenido trato, y para conocer a su nieto Noa. El lugar que escoge para vivir, un castillo donde le sobra espacio por todas partes, se convierte en símbolo de su existencia: tras dar tumbos en su vida sentimental y haberse liberado de las drogas, el precio que ha pagado es encerrarse en sí mismo y dedicarse por completo a su talento musical. Pero se verá obligado a salir de su encerramiento  cuando Julie le anuncia que debe ingresar en una clínica para desintoxicarse de sus adicciones, motivo por el que debe cuidar a Noa, una tarea que ve como una molesta carga.

A pesar de ser una película edulcorada-porque lo es, a pesar de su aparente frialdad formal- la realidad que esconde es muy clara: el padre, lleno de drogas y de divorcios, con un ego monumental-necesita dos mujeres que le atiendan-abandonó a su hija. Esta, llena de drogas y de nostalgia por el padre que la dejó, muere como consecuencia de aquellas. Es más responsable de la muerte de Julia el padre que la propia hija.

La directora quiere dulcificar la película haciendo que el abuelo se encargue de su nieto. Pero ello no oculta la tremenda realidad: el padre es directamente responsable de la muerte de la hija. Y no parece que se arrepienta demasiado. E incluso la directora hace un guiño a Hollywood: va a poner un final feliz. El abuelo va a cuidar del nieto. Esto solo pasa en las películas. En la realidad, el tremendo egoísmo del padre habría impedido cuidar del nieto. ¿Por qué iba a hacerlo?. ¿Por su hija?. No parece que estuviese muy arrepentido de haber sido ocasión de su muerte por haberla abandonado. ¿Por qué entonces?. ¿Por el propio niño?. ¡Curiosos sentimientos paternales que surgen de pronto!. Pero,¡claro!, es una película. En las películas hasta el cuento de Cenicienta es real- En la vida, no.