lunes, 18 de enero de 2016

QUEDATE CONMIGO-Still mine

Año: 2012
País: Canadá
Dirección: Michael McGowan
Intérpretes: James Cromwell, Geneviève Bujold, Ronan Rees, Julie Stewart, Rick Roberts, George R. Robertson, Chuck Shamata, Hawksley Workman, Campbell Scott
Guión: Michael McGowan
Música: Hugh Marsh, Don Rooke, Michelle Willis
Fotografía: Brendan Steacy

Irene y Craig llevan más de 60 años casados. Han logrado sacar adelente todo un rancho y siete hijos. Pero ahora Irene está enferma senil y las escaleras son un riesgo diario. Craig decide entonces construirle una nueva casa donde su vida sea más cómoda y sencilla. A sus 87 años emplea lo que ha sido siempre su fuerte: las manos. Pero desde que él construía casas, el mundo ha cambiado y con él hay nuevas leyes y nuevos permisos de construcción que amenazan con meterle en la cárcel si no cesa en su empeño.

Gran historia de amor en una sólida película sobre familias corrientes. Se nos muestra lo que supone mantener viva la llama del amor a lo largo de toda una vida, también cuando surgen las dificultades y sinsabores, pues llega la hora del declive físico y síquico, pero las personas permanecen, siguen ahí. 

Craig le da a su esposa, ahora que está enferma, un profundo testimonio de amor:construirle la casa que siempre había deseado, donde podrá vivir mejor, dada su enfermedad. Y ello sabiendo que puede ir a la  cárcel por incumplimiento de los permisos de construcción. El no se plantea llevársela a una residencia, ni siquiera ponerle una enfermera. Para eso está él, a pesar de que su edad es ya avanzada. No le importa que, en algún momento, lo olvide todo. Siempre será su Irene. Se tienen el uno al otro y la película muestra muy bien los momentos de ternura del matrimonio, sin caer en ningún sentimentalismo. Se quieren y lo manifiestan, después de 60 años casados. Es un amor que trasciende cualquier complicación, más allá de los impedimentos físicos y de la edad.

Es enormemente delicada la relación de los hijos con los padres, sobre todo con Craig. Preocupados por la salud de su madre, deseosos de ayudar, pensando en que lo que convenía más a su madre es una enfermera o una residencia, sin embargo respetan plenamente el deseo de su padre de cuidarla él solo, y, a la vez, con un total deseo de ayudarle: ¡es su marido!, dicen. Tienen derecho a opinar, pero su marido tiene derecho a decidir. Al mismo tiempo se refleja el gran cariño del padre por los hijos. Hay una escena en que se ve al padre acariciando una gran mesa donde sus hijos estudiaban, leían. Es una mesa llena de rayones, manchas dejadas por los niños. Para él,cada mancha, cada rayón, es un recuerdo de sus hijos.

El amor del matrimonio trasciende también al exterior. Todos sus vecinos y amigos están pendientes de ellos, porque ellos supieron, a lo largo de su vida, quererles y ayudarles.

¡Que películas tan pequeñas y qué historias tan grandes!

lunes, 4 de enero de 2016

GOLPE DE ESTADO-No Escape

Año: 2015
País: EEUU
Dirección: John Erick Dowdle
Intérpretes: Lake Bell, Owen Wilson, Pierce Brosnan, Sterling Jerins, Spencer Garrett, Karen Gemma Dodgson, Claire Geare, Sahajak  Boonthanakit, Bonnie Zellerbach, Russell Geoffrey Banks
Guión: John Erick Dowdle, Drew Dowdle
Música: Marco Beltrami, Buck Sanders
Fotografía: Léo Hinstin
 
La familia Dwyer se traslada en avión a un país asiático, donde el padre, Jack, va a trabajar en una empresa de depuración de aguas. Pero justo la noche de su llegada se produce el asesinato del primer ministro y el país queda sumido en el caos más violento. A primera hora de la mañana Jack se da cuenta de que él y los demás extranjeros son objetivos de los revolucionarios, que empiezan a asesinar a mansalva. Desde ese momento Jack tendrá como obsesión escapar y poner a salvo a su familia, cosa que parece materialmente imposible.
 
Trepidante film, a veces un poco exagerado (¡uf!, la escena en que los padres lanzan, para escaparse, a sus hijas de una azotea a otra),  pero muy entretenida. Siempre es reconfortante apreciar cómo los padres están dispuestos a dar la vida el uno por el otro y ambos por sus hijas. Con una escena que manifiesta el realismo de la vida frente a ensoñaciones. En un momento determinado, en plena persecución de los revolucionarios, la protagonista le dice a su marido que hubiera podido estar en ese momento en París, disfrutando de los encantos de la capital de Francia. Pero eso habría supuesto no haberle conocido ni saber lo profundo que es ser madre de sus dos hijas. Lo que no es óbice para que hagan ambos lo posible para escaparse y disfrutar de su cariño y el de sus hijas en condiciones más favorables.