lunes, 26 de marzo de 2018

NUESTRA VIDA EN LA BORGOÑA-Ce qui nous lie

Año: 2017
País: Francia
Dirección: Cédric Klapisch
Intérpretes: Pio Marmaï, Ana Girardot, François Civil, María Valverde, Jean-Marc Roulot, Yamée Couture, Jean-Marie Winling, Eric Caravaca, Florence Pernel, Tewfik Jallab, Karidja Touré, Bruno Raffaelli.
Guión: Cédric Klapisch, Santiago Amigorena, Jean-Marc Roulot
Música: Loïc Dury, Christophe Minck
Fotografía: Alexis Kavyrchine

Hace diez años, Jean dejó atrás a su familia y su Bogoña natal para dar la vuelta al mundo. Al enterarse de la inminente muerte de su padre, regresa a la tierra de su infancia. Allí se reencuentra con sus hermanos, Juliette y Jérémie.

Buena película francesa, de esas que permiten comprender que las pequeñas y cotidianas historias son a veces las más hermosas. Sin espectáculo, desprende el film una visión realista y positiva del amor, de la unión familiar, del encuentro reposado con la felicidad, ésta enmarcada en una visión auténtica de la vida, un modo de ser que el film sabe encarnar en los tres hermanos y en su modo de disfrutar el vino, en contraste con la visión utilitarista de sus vecinos viticultores.

El centro de la historia son las relaciones entre los tres hermanos, propietarios de las viñas. Su gran amor fraternal, sus discusiones, sus detalles de afecto (como cuando el hermano mayor lleva a su hermana el desayuno a la cama), su apoyo mutuo. Y todo ello a pesar de que el hermano mayor les dejó para recorre mundo. El centro de los tres es la hermana, menuda y leve, pero fuerte para dirigir las viñas y para servir de lazo de unión entre los dos hermanos. Sinceramente, me ha resultado muy agradable ver una película con este sentido tan positivo del amor entre hermanos, siendo como son tan distintos, y a la vez tan cercanos.

El hermano mayor es el más complejo e inmaduro de los tres. Dejó su familia debido a que  su padre le exigía más que a los otros y le decía que tenía que tener cuidado de sus hermanos. Pero, en cualquier familia,  al primogénito/a siempre se le ha exigido más. Es casi ley de vida. En cambio, con los hermanos pequeños, los padres casi se convierten en abuelos, sobre todo si se trata de una familia numerosa. No obstante, tiene razón el hijo mayor cuando dice que jamás tuvo una muestra de afecto de su padre. Hay que decir, ¡te quiero, hijo!.

La inmadurez del hijo mayor también se ve en su matrimonio. Aunque no se nos dice que ha pasado, su mujer comenta que no aguanta convivir con su marido. Tiene que intervenir la hermana para que aquello empiece a arreglarse y ver a su mujer y su hijo como su familia.

Hay una subtrama también muy interesante del tercer hermano con sus suegros, que viven al lado, Por un lado, no puede con alguna de las costumbres de su suegra. Por ejemplo, que los domingos a las 8 vaya a su casa, en pleno sueño, para invitarles a desayunar. Por amor a su mujer, sin embargo, se despierta y todos los domingos desayuna con ellos. Y es muy interesante el momento en que se muda lejos de ellos, con el acuerdo de su mujer. No quiere más interferencias de sus suegros en su casa. 

lunes, 19 de marzo de 2018

MI HIJA, MI HERMANA-Les cowboys

Año: 2015
País: Francia
Dirección: Thomas Bidegain
Intérpretes:François Damiens, Finnegan Oldfield, John C. Reilly, Agathe Dronne, Ellora Torchia, Iliana Zabeth, Antoine Chappey, Jean-Louis Coulloc`h
Guión: Thomas Bidegain, Laurent Abitbol, Noé Debré
Música: Raphaël Haroche
Fotografía: Arnaud Potier

La historia se sitúa en una gran pradera del este de Francia que acoge un encuentro de amantes del estilo de vida country y del  lejano Oeste americano. Alain baila con su hija Kelly, mientras su esposa y el hijo pequeño de la familia, Kid, los observan divertidos. Pero ese mismo día Kelly desaparece y la familia se desmorona. Alain emprende una búsqueda sin tregua para encontrar a su hija, aunque le cueste todo lo que tiene y le lleve a recorrer lugares remotos, desconocidos y siniestros acompañado por su hijo Kid, que sacrificará su juventud para encontrar a su hermana.

Interesante film que sigue los esquemas de una de las películas más importantes de la historia del cine, Centauros del desierto. Aquí los vaqueros son los ciudadanos franceses, mientras que el choque cultural se produce con los musulmanes, aunque en concreto se pretende abordar el fenómeno yihadista.

Como en Centauros del desierto, el amor de padre e hijo por su hija y hermana lleva a los dos protagonistas a una búsqueda que les hará perder muchos años de su vida. Es evidente que un padre haría ésto por su hija, pero, ¿y un hermano?. Porque todo indica que la desaparición de Kelly ha sido voluntaria, introduciéndose en grupos yihadistas.

Lo que personalmente me ha llamado la atención es que, al final, cuando el hermano encuentra a su hermana, convertida al islam, ésta finge no reconocerle, como diciendo que los lazos que les unían habían desaparecido. ¿Es posible que una religión lleve a ésto?. La propuesta del director es que sí es posible. Pero no deja de impactar, porque si es así, es todo muy antinatural. Y más cuando el hermano le ha buscado durante tanto tiempo y, además, se ha casado con una musulmana. No obstante, el hermano se rinde pronto. ¿Por que no se dirige a sus sobrinos, que estaban con su madre?. ¿Por qué no le hace preguntas elementales, ignorando su actitud?: ¿Cómo estás?. ¿Por qué te fuiste?. ¿Quieres quedarte aquí?.

Porque ella le sigue queriendo y echándole de menos. La mujer del  hermano, que la conoció años atrás y habló con ella, comentó a su marido que su hermana soñaba con él y le echaba muchísimo de menos. De hecho, cuando él se va, rendido, su hermana va siguiéndole con la mirada, a través de la ventana, mirada donde se refleja un profundo amor.

¡Qué distinta es la propuesta de John Ford, en Centauros del desierto!. La niña raptada, ahora una mujer, quiere huir de los indios con Ethan, aunque éste, de entrada, hace ademán de matarla.

lunes, 5 de marzo de 2018

GEOSTORM-Geostorm

Año: 2017
País: EEUU
Dirección: Dean Devlin
Intérpretes: Gerald Butler, Jim Sturgess, Alexandra Maria Lara, Ed Harris, Andy García, Abbie Cornish, Zazie Beetz, Talitha Eliana Bateman, Robert Sheehan, Eugenio Derbez, Amr Waked, Adepero Oduye, Mare Winninghan, Daniel Wu, Gregory Alan Williams, David S. Lee, Ritchie Montgomery, Drew Powell, Arnold Chun, Sue-Lynn Ansari
Guión: Dean Devlin, Paul Guyot
Música: Pinar Toprak
Fotografía: Roberto Schaefer

Un ingeniero (Gerald Butler) diseñador de satélites, tras un fallo en cadena de la mayor parte de los satélites meteorológicos de la Tierra, deberá formar equipo con su hermano, con quien hace años no se habla, para viajar al espacio y salvar al planeta de una tormenta artificial de proporciones épicas.

Película de "desastres", previsible y entretenida, con efectos especiales de última generación, y un plantel de actores realmente bueno, excesivo quizá para este tipo de películas. En cualquier caso, cumple con su finalidad: entretener, que es lo que importa.

A mí interesa traerla a este blog porque tiene un fondo positivo: el de las relaciones fraternales entre los dos hermanos protagonistas, a veces complejas, pero siempre satisfactorias. En esta película, se ve que en la infancia ambos se querían y se apoyaban, pero se fueron distanciando por la irresponsabilidad del mayor-y el menor tenía que sacarlo constantemente de apuros, hasta que se harta- y la guinda es cuando el hermano menor toma el control del proyecto que comandaba el mayor y le despide, ciertamente con razón.

Hasta que llegan los problemas y ambos tienen que formar equipo, cada uno de ellos, a pesar de todo, admirando al otro. Además, el hermano mayor termina pidiendo perdón al menor por todos los problemas que le ha causado.Es también bonito ver como la hija del mayor, adolescente, le dice a su tío-a quien ve sólo de vez en cuando- que debería formar parte de su vida. Al final, los dos hermanos se reconcilian plenamente.

Da pena  a veces ver como los hermanos se separan cuando se hacen mayores y forman sus propias familias. No hay enfado entre ellos, simplemente que van descuidando el trato y al final apenas se ven. Mientras viven los padres, hay reuniones  familiares. Cuando mueren, pueden pasar años sin que se vean.

Sin embargo, la relación fraternal, bien vivida, es un sistema de apoyo único, ya que los hermanos son los miembros de la familia que, con toda probabilidad, más van a coexistir temporalmente a lo largo de la vida. Están más cerca que los propios padres, son maestros modelos a imitar debido a que esta relación a menudo está basada en la admiración, el cariño, la confianza y la simpatía.

Podríamos decir que un hermano mejora la calidad de vida, dado que aumenta el bienestar emocional, proporciona compañía, ofrece cariño y, con mucha frecuencia, aporta seguridad de carácter duradero (y en este sentido, las hermanas se encuentran muy protegidas cuando tienen hermanos que las quieren).

Sucede además, que a edad avanzada, cuando los chicos han crecido y se han ido del hogar,  cuando los cónyuges han fallecido, los hermanos se proporcionan nuevamente apoyo y tejen una red social mutua. En muchos casos, se restablece el contacto frecuente y, en ocasiones, incluso se mudan de casa para estar cerca, brindándose compañía en esta etapa de la vida, de la misma forma que lo hicieron desde el comienzo de su existencia.