lunes, 28 de mayo de 2018

DESAPARECIDO-Missing

Año: 1982
País: EEUU
Dirección: Costa-Gavras
Intérpretes: Jack Lemmon,Sissy Spacek, Melanie Mayron, John Shea, Charles Cioffi, David Clennon, Richard Venture, Jerry Hardin, Richard Bradford, Keith Szarabajka,Joe Regalbuto, John Doolittle, Janice Rule, Hansford Rowe, Ward Costello
Argumento: Thomas Hauser (libro)
Guión: Costa-Gavras
Música: Vangelis
Fotografía: Ricardo Aronovich.

Un joven escritor y cineasta norteamericano, Charles Horman, desaparece durante el golpe militar en Chile. Su padre, un influyente hombre de negocios neoyorquino, llega al país y junto con la esposa de Charles, Beth, inician una búsqueda desesperada,  a través de todos los círculos políticos y militares posibles. Sólo encuentran todo tipo de mentiras.

Drama que se basó en un hecho real, con una interpretación grandiosa de Jack Lemmon (solamente por su trabajo se justifica el ver esta película). No le va a la zaga Sissy Spaceck, que con sus andares débiles y su frágil actitud, nos construye a lo largo de la película un personaje ejemplarmente sensible, el amor y la ternura personificadas.

Pero también es a la vez una historia de cariño: el que se va desarrollando entre el suegro y la nuera, muy separados a causa de las ideas políticas de ambos, pero que al buscar juntos al hijo y al esposo, cada uno de ellos va comprendiendo al otro, especialmente el suegro a la nuera y a su hijo, verdadero desconocido para él. El punto de conexión que entre ambos supone el hijo y el  marido logrará que el guión nos descubra amores matrimoniales y filiales que consiguen emocionarnos.

Es una historia donde las miradas y los gestos son esenciales. Al principio, cuando el padre llega al hotel y le espera su nuera, no hay ni un beso entre ellos. Al final, cuando él le comunica que han asesinado a su marido e hijo y se abrazan, ella le dice: I love you, Ed. Ella, que era una extraña para él, al final de la búsqueda y del tremendo desenlace, ha aprendido a quererle y a sentirse hija querida de él.

El empresario reprocha a su nuera que tanto ella como el hijo sean los típicos jóvenes americanos que hacen la revolución en otros países, pero con billete de vuelta. Les está diciendo que, en el fondo, no quieren que nada cambie en Estados Unidos para poder volver y poder seguir  viviendo una vida cómoda. Ello hace que tenga una profunda desconfianza hacia su nuera (¿Porqué nunca me crees cuando digo algo? le llega a decir ella) y hacia su hijo, al que considera un vago y un idealista.

Sin embargo, poco a poco la actitud de él  va cambiando. Primero ante el hecho cada vez más evidente que han matado a su hijo, con la complicidad de la embajada americana y porque se va dando cuenta que tanto su hijo como su nuera son personas buenas, idealistas y trabajadoras, aunque pueda considerar que están equivocadas. Incluso él le llega a pedir a perdón por no haberlos entendido (En este sentido es muy aleccionadora la escena del terremoto, donde la nuera le pide que se ponga a su lado en el sofá donde estaba, como para manifestar la cercanía que ya tiene a él). Al mismo tiempo, la actitud de la nuera también va cambiando: de una postura inicialmente fría-incluso en algún momento un poco agresiva (No sabes más que complicar las cosas. ¿Por qué no te vuelves a Nueva York?, le dice en algún momento. A continuación se da cuenta que se ha pasado de rosca y le pide perdón)-poco a poco le va manifestando cada vez más cariño, más atención. Hasta llegar al desenlace dramático final, donde ya son plenamente padre e hija. De hecho, ella se irá a vivir con sus suegros en Nueva York: los padres de su marido.

Viendo esta película, aunque es la historia de un drama, en el fondo no he dejado de pensar que el director quería contarnos una historia muy humana: la situación de desencuentro entre dos personas muy cercanas, pero cómo llegan al final a una situación de comprensión y cariño.

Es también interesante señalar que no es una película maniquea. Tanto la postura del padre como la de su nuera e hijo son tratadas con respeto, de tal modo que, en ocasiones, el espectador da razón a uno u a otro.

domingo, 13 de mayo de 2018

UN HOMBRE DE FAMILIA-A Family man

Año: 2016
Países: Canadá, EEUU
Dirección: Mark Williams
Intérpretes: Gerald Butler, Alison Brie, Willem Dafoe, Gretchen Mol, Alfred Molina, Dustin Milligan, Kathleen  Munroe, Anupam Kher, Julia Butters, Mayko Nguyen, Mimi Kuzyk, Stephen Bogaert
Guión: Bill Dubuque
Música: Mark Isham
Fotografía: Shelly Johnson

Dane es un cazatalentos que además tiene la oportunidad de mejorar su posición en su empresa, si supera a un serio oponente. Sin embargo, sus aspiraciones laborales chocarán con las necesidades de su familia y eso creará dudas en la situación.

¿Tiene razón Dane cuando dice que no puede dedicar tiempo a su familia porque todo el que tiene lo tiene que dedicar a la empresa?. Además, ¿para que trabaja, si no es para sacar  adelante a su familia?, alega. Y para colmo,  su trabajo es a comisión, no a sueldo fijo. Y para terminar de rizar el rizo, tiene que trabajar más que su oponente, que le disputa la dirección de la empresa cazatalentos.

Para Dane, la conclusión es evidente, frente a las quejas de su mujer: por todas estas razones, cuanto más tiempo dedique a su trabajo, mejor. Claro que, mientras tanto, descuida la comunicación con ella-sólo se ven en el dormitorio, porque nunca está en casa-y jamás asiste a las fiestas de sus hijos: no tiene tiempo. Como le dice su esposa, se está perdiendo los mejores años de sus hijos. Claro que tiene la suerte que su mujer le sigue queriendo muchísimo y sus hijos le  adoran.

Pero, como dice su mujer, el problema no es tanto de dedicación de tiempo, sino de prioridades. Para Dan la primer prioridad no es su familia, sino el trabajo. Para su mujer, la primera prioridad es la familia, no el trabajo, por eso se dedica full-time al trabajo del hogar.

Todo ésto se empieza a quebrar cuando el hijo mayor tiene leucemia. Entonces Dan se da cuenta que sí, que se ha perdido efectivamente los mejores años de su hijo. Y que el trabajo,en el fondo, tampoco vale tanto la pena. El marido, entonces, comienza una batalla titánica. A la vez, tiene que estar pendiente de su hijo, de su enfermedad, de atenderle y, junto con eso, seguir ganando dinero para la empresa y así convertirse en el jefe máximo. Y, claro, no lo consigue. Y es echado de la misma. Pero tanto él como su mujer dan gracias por eso. Dan podrá seguir trabajando desde casa y dedicar a su mujer y su familia el tiempo que nunca le dedicó.

¡Ah!. Y el chico se cura.