lunes, 18 de junio de 2018

DULCE HOGAR....¡A VECES!-Parenthood

Año: 1989
País: EEUU
Dirección: Ron Howard
Intérpretes: Steve Martin, Dianne Wiest, Dennis Dugan, Mary Steenburgen, Paul Linke, Jason Robards, Rick Moranis, Tom Hulce, Keanu Reeves, Martha Plimpton, Joaquín Phoenix, Harley Jane Kozak, Eileen Ryan, Alisan Porter, Helen Shaw 
Argumento: Lowell Ganz (Historia), Babaloo Mandel (Historia), Ron Howard (Historia)
Guión: Lowell Ganz, Babaloo Mandel
Música: Randy Newman
Fotografía: Donald McAlpine

Disparatada comedia que narra los enredos que se forman en la familia de un padre moderno y complaciente con tres hijos. Le acompaña además una hermana divorciada e insatisfecha; otra culta, exigente y vegetariana, con un marido muy especial. Y un hermano enigmático y turbulento cuyos tejemanejes parecen estar relacionados con la mafia...Todos ellos con sus respectivos hijos.

En Parenthood (prefiero el título en inglés: en castellano resulta muy cursi) están hábilmente relacionados los problemas, alegrías y tristezas que podemos ver en cualquier familia. Los divorcios, las decepciones que brindan los hijos, los embarazos prematrimoniales, peleas de pareja, problemas de dinero, casi cualquier situación habitual de una familia aparecen aquí en algún momento. La familia en cuestión, por otra parte, está dividida de forma que abarca todo el abanico: desde el patriarca, pasando por los hijos, hasta sumar yernos, nietos, etc. No es una película de situaciones extraordinarias. Los personajes simplemente lidian con sus problemas de principio a fin de la película. Es una película simple, sobre las cosas simples y profundas de la vida.

De la primera familia (Steve Martin) yo destacaría lo siguiente. En primer lugar, ante un hijo con problemas emocionales (al que hay que llevar al siquiatra), es fácil que los padres se echen la culpa de esta situación. Pero no la tienen. Destaca también que el padre, para dedicar más tiempo a ese hijo, no duda en dedicar menos horas al trabajo y perder por ello un ascenso muy codiciado. Y por último, la fortaleza y el amor de la madre que, ante un nuevo embarazo, y con duda de su marido, afirma rotundamente que no quiere el aborto y efectivamente nace un precioso niño.

En la familia de la hermana divorciada, con dos hijos, destaca la ausencia de la figura paterna, especialmente en el hijo varón, totalmente descentrado y desorientado. E incluso es un mazazo para él que, cuando le dice a su padre que quiere irse a vivir con él, éste, que se ha vuelto a casar y tiene otros hijos, afirma que "no es una buena idea". 

Uno no sabe si echarse a reir o llorar cuando ve al marido de la tercera hermana haciendo que su hija de cinco años aprenda los grandes filósofos griegos y la teoría de la relatividad. Y de paso dejando de lado a su mujer. Obviamente, ésta le abandona, totalmente harta de semejante especímen. Claro que todo acaba bien. El se da cuenta de lo tonto que es y logra reconquistarla. Y, por supuesto, los libros de filosofía irán al desván y la niña se dedicará a correr y jugar con sus primos, que es lo que toca.

Un capítulo aparte merece el hijo relacionado con la mafia. Es un inmaduro y, lo que es peor, ha contraído unas deudas que, si no las paga, significarán su muerte. Su padre, el patriarca de la familia, le conoce perfectamente y sabe que no se corregirá. Pero, es su hijo. Saldrá totalmente en su ayuda sabiendo que no cambiará.