lunes, 23 de septiembre de 2019

EN BUENAS MANOS-Pupille

Año: 2018
Países: Bélgica, Francia
Dirección: Jeanne Herry
Intérpretes: Sandrine Kiberlain, Gilles Lellouche, Élodie Bouchez, Olivia Côte, Clotilde Mollet, Jean-François Stévenin, Bruno Podalydès, Miou-Miou, Leïla Muse, Stefi Celma, Aude Léger, Anne Suarez.
Guión: Jeanne Herry.
Música: Pascal Sangla.
Fotografía: Sofía El Fani

Theo acaba de nacer. Después de dar a luz, su madre biológica le entrega a un programa de adopción. Los servicios de adopción deben encontrar entonces a la que se convertirá en su madre adoptiva. En el otro extremo, Alice (Élodie Bouchez) lleva casi diez años luchando por ser madre. Un grupo de profesionales trabajará para que Theo y Alice puedan reunirse.

Más que una película de ficción, estamos ante un espléndido documental sobre la adopción en Francia, que se podría proyectar en cualquier Facultad de Derecho.

La adopción gira en torno al bebé, no a los padres adoptivos. No se trata de solucionar la carencia afectiva de estas personas, sino de darle a aquel unos padres adecuados, tras una minuciosa búsqueda, que en la película se observa perfectamente.

Se muestra la necesidad que tiene cualquier niño de un entorno familiar sano y acogedor; y cómo un conjunto de profesionales se empeña en buscárselo, en un precioso proceso de acompañamiento a las personas implicadas, la madre que entrega y, en este caso, la madre que adopta. Llama la atención los cuidados primorosos que merece un bebé, donde se insiste en que cualquier elemento perturbador cercano puede afectarle, y que en cambio ayuda mucho hablarle con cariño y dulzura, como si pudiera entendernos perfectamente.

La película no juzga a la madre biológica que decide dar a su hijo en adopción. Aunque podría hacerlo, porque es duro ver cómo una madre decide dejar a su hijo a otras personas, privándole de ese cariño materno.Pero a la vez, no hay que juzgarla: es una madre que, sin el apoyo y la estabilidad de un lazo conyugal o familiar, se enfrenta a la dura decisión de romper el vínculo con un hijo al que ha sostenido durante nueve meses. Y nos muestra como, de forma instantánea, la madre adoptiva, en cuanto ve al niño, le quiere con locura.