Año: 2018
País: España
Dirección: Carmen Blanco
Intérpretes: Blanca Parés, Ignacio Montes, Tusti de las Heras, Ann Coll Miller, Agustín Oto, David Mora
Guión: Carmen Blanco
Música: McEnroe
Fotografía: Jacobo Herrero
Eva es una joven que regresa a su ciudad natal para pasar las vacaciones de verano. Lo que Eva no espera es encontrarse con Rubén.
Película intimista, en donde salen a relucir las dificultades en superar relaciones, comenzar otras nuevas, romper las existentes o asumir los amores que sentimos por otras personas. Y una pregunta de fondo: ¿es posible una amistad entre un hombre y una mujer sin que se transforme en algo más?. La madre de la protagonista entiende que es imposible esa amistad. Lo mismo piensa la directora de la película.
Lo que sí me ha llamado la atención es la actitud de Rubén, el antiguo amigo de Eva. Un hombre que la dejó para irse con otra, cuando llega Eva vuelve a reunirse con ella, la abandona para volver a la primera y cuando Eva se va, pretende reanudar la relación. Es un hombre que se mueve al vaivén de los sentimientos más inmediatos. No es dueño de sí mismo, lo que plantea además la cuestión de lo que pasaría si Eva volviese con él al final, cuando se traslada de ciudad. Es un buen ejemplo de tantos, que han dejado de funcionar con la razón en la práctica para seguir lo que más le apetece. Y como eso tampoco suele durar mucho, volverán a buscar otra cosa que tampoco les llenará. Es complicado fundamentar un matrimonio de esa manera y más cuando los sentimientos van y vienen. No hay que rechazar los sentimientos, pero sí recordar que a veces no acompañan a los compromisos, especialmente el matrimonial, y sin embargo hay que tirar para adelante, a veces sin ninguna gana o ilusión.