lunes, 20 de mayo de 2019

UNA VIDA POR DELANTE-An unfinished life

Año: 2005
Países: Alemania, EEUU
Dirección: Lasse Hallström
Intérpretes: Robert Redford, Jennifer López, Morgan Freeman, Josh Lucas, Damian Lewis, Camryn Manheim, Becca Gardner.
Guión: Mark Spragg, Virginia Korus Spragg
Música: Deborah Lurie
Fotografía: Oliver Stapleton

Einar es un hombre de cierta edad, que regenta un rancho en Wyoming. Tiene como vecino a su mejor amigo, Mitch, quien también ha sido siempre su mano derecha, aunque se halla disminuido por un ataque de un oso, auténtico protagonista también de la película. Un día se presenta en casa la nuera de Einer, Jean, con una nieta de 11 años, Griff, cuya existencia ignoraba.

Siempre es un auténtico placer ver en la pantalla a esos dos grandes actores que son Robert Redford y Morgan Freeman (sin desmerecer, por supuesto, a Jennifer López y  Becca Gardner). La película trata sobre el perdón y las segundas oportunidades. El resentimiento de Einar contra su nuera es total ya que le echa la culpa de la muerte de su hijo, cosa que efectivamente parece ser cierta, según confiesa Jean. Pero Einar termina perdonándola: por amor a su nieta, y por que él, en parte, tuvo la  culpa de que Mitch resultara tan lesionado por el ataque del oso, ya que, borracho, no supo defenderle (y Mitch nunca se lo reprochó). El perdón regenera su alma y, no sólo se sentirá más liberado, sino que terminará ganando una familia: su nuera y su nieta. Para la nuera, la llegada al rancho de su suegro, significará un nuevo comienzo: un olvido del pasado, lleno de relaciones transitorias, fruto de sentirse culpable precisamente por la muerte de su marido. En el rancho volverá a encontrar también una familia y, por tanto, una estabilidad. No necesitará acostarse con el sheriff en el minuto uno, para que la proteja. Es también muy interesante el personaje que interpreta Morgan Freeman. Un hombre que sabe aceptar el dolor infligido por el oso y que es permanente, y que desde el primer momento perdonó a Einar. No solo le perdonó sino que se preocupa muy sinceramente por él, olvidando sus propios sufrimientos. La película se enmarca en un ambiente muy pueblerino, pero tiene un tema universal: la familia.

¡Y cómo no!. Hay en la película un homenaje a John Ford. Son las escenas en que Einar habla con su hijo delante de su tumba. Son semejantes a aquellas en que John Wayne habla con su esposa mientras riega las flores en su tumba, en la inolvidable "La legión invencible" (She wore a Yellow Ribbon, 1949).

lunes, 6 de mayo de 2019

UNA CUESTIÓN DE GÉNERO-On the basis of sex

Año: 2018
País: EEUU
Dirección: Mimi Leder
Intérpretes: Felicity Jones, Justin Theroux, Armie Hammer, Kathy Bates, Jack Reynor, Stephen Root, Cailee Spaeny, Sam Waterston, John Ralston, Francis X McCarthy, Michael Dickson, Gabrielle Graham.
Guión: Daniel Stiepleman
Música: Mychael Danna
Fotografía: Michael Grady

Película inspirada en la historia real de Ruth Bader Ginsburg (Felicity Jones), una joven abogada (hoy Juez del Tribunal Supremo de los Estados Unidos) y madre de familia. Ruth, junto a su marido el abogado Martín Ginsburg (Armie Hammer), cambió el curso de la historia con un singular caso de discriminación de género (masculina) que abrió el camino para la igualdad ante los Tribunales.

La película hay que comentarla junto con el documental RBG. Y plantea problemas de enorme interés, aparte de la cuestión sobre la discriminación de género, que merecería un trato aparte. Pero me voy a limitar a las relaciones entre los dos cónyuges y su hija.

Aparece en primer lugar Ruth. La directora del film se ocupa por pintar adecuadamente a esta mujer no sólo como una gran luchadora social, sino también como una esposa fiel y abnegada, que cuidará a su esposo en la enfermedad grave que tuvo y que además fue a sus clases para que él pudiera seguir la carrera de Derecho (además de asistir a las suyas propias). Es también una madre ejemplar, con una perseverancia muy especial que le permite mantener siempre el espíritu alto, una fe inquebrantable, un claro sentido de la rectitud y el convencimiento de encontrar la amplitud y el correcto sentido de la ley. Otro punto de importancia en la película es la necesidad de aplicar siempre el sentido común. Si bien en el film prevalece la idea de la igualdad de género, en el caso elegido y expuesto el interesado no es una mujer sino un hombre que no puede ser condenado al pago de un impuesto dado que sus condiciones socioeconómicas no se lo permite. ¿Es la protagonista un tanto engreída y soberbia?. Algún defecto tenía que tener.

Es muy interesante el marido, Martín Ginsburg. En el documental y en la película se pinta un retrato heroico del mismo, que supo impulsar la carrera de su mujer mientras se ocupaba de la vida doméstica. Cuando Daniel Stiepleman era pequeño, alguien le preguntó: "¿Qué quieres ser de mayor?", y él le contestó:"Lo mismo que el tío Marty". "¡Ah!", le contestó el adulto, "¿abogado?". "No"-replicó el niño, confundido-"un marido que cocina". Ese día su tío Marty Ginsburg había hecho su famosa tarta de mousse de chocolate. Stiepleman es sobrino de Ruth Bader Ginsburg y guionista de la película.

El marido emerge como un auténtico héroe feminista. El actor Armie Hammer, que interpreta al abogado, ha hablado en varias entrevistas de su admiración por un hombre que en los años 50, 60 y 70 hizo algo que no era habitual: poner por delante de su brillante carrera como abogado la carrera de su mujer. Todos los que han trabajado con Ruth  recuerdan a su marido como la persona que a las 7 de la tarde empezaba a llamar a su mujer para advertirle que la cena estaba lista. "En algún momento entre las 19.30 y las 21.30 yo llegaba a casa para cenar", dice Ruth. Por ello, Ruth siempre pronunciará palabras de profunda admiración a su marido. ¡Ah! Y Ruth también decía que Marty siempre la hacía reir. Esa risa de la buena les llevó a estar 56 años casados, hasta que Marty falleció.

También tiene interés el choque generacional, Kiki (Ruth) con su hija, lo que prueba cómo las diferencias entre edades surgen siempre y cómo el amor es el que logra limar posibles asperezas.

El alegato de Ruth al final de la película es enormemente interesante, alejado de tópicos actuales o filtros de la sociedad actual. Ella habla indistintamente de sexo o género ( es divertido por qué prefiere utilizar "género"  mejor que "sexo", que sonaba un poco feo y podía distraer a los magistrados de la época), algo que ahora se aleja bastante del pensamiento oficial ("corrección política" se llama a esta figura) de nuestros días, en los que se hace una distinción entre sexo (biológico) y género (identidad más bien sicológica). Y que sin embargo en la época se trataba indistintamente. En este sentido, la película mantiene íntegramente el discurso de Ruth.