lunes, 7 de marzo de 2016

NUESTRO ULTIMO VERANO EN ESCOCIA-What We Did on Our Holiday

Año: 2014
País: Reino Unido
Dirección: Andy Hamilton, Guy Jenkin
Intérpretes: Rosamund Pike, David Tennant, Billy Connolly, Celia Imrie, Ben Miller, Emilia Jones, Amelia Bullmore, Bobby Smalldridge, Annette Crosbie, Alexia Barlier
Guión: Andy Hamilton, Guy Jenkin
Música: Alex Heffes
Fotografía: Martin Hawkins

Abi y Doug, un matrimonio con tres hijos, planea divorciarse, pero antes deciden pasar las vacaciones con el abuelo, el padre de él, que vive con otro hijo y celebrar el que podría ser su último cumpleaños, pues padece un cáncer. La idea es no explicarle nada sobre la ruptura, para no darle un disgusto más, pero las cosas no siempre salen como se planean.

Aparentemente parecería ser una comedia al uso, pero va más allá, porque invita a pensar sobre lo importante y lo accesorio en la vida humana, cómo los hombres y las mujeres se encierran en sus egoísmos personales, o sus deseos de medrar, orillando lo que de verdad merece la pena.

Muestra la película todas las relaciones familiares. En primer lugar, los grandes protagonistas son los hijos de Abi y Doug. Los diálogos de los mismos son buenos, surrealistas, absurdos en ocasiones, pero, a la vez, reales y muy creíbles. Y sobre todo se nos enseña su sufrimiento ante el divorcio de sus padres, ante sus continuas discusiones, ante la realidad de sentirse abandonados, aunque los padres afirmen que su situación personal no tiene nada que ver con el cariño que les tienen. Esos padres olvidan que la mayor alegría y tranquilidad de los hijos es verlos unidos.

La relación entre el abuelo y los nietos es espléndida. Se entienden muy bien a pesar de la diferencia de edad, pero los nietos aprenden de su abuelo y éste aprende de sus nietos.

La película muestra también las relaciones de los hermanos. No se llevan bien, pero saben pasar del soportarse al quererse al final. 

La película muestra que las relaciones conyugales no son camino fácil. Convivir no siempre es sencillo, especialmente en el matrimonio. Cada uno es  distinto, cada uno es diverso. Pero como siempre, la fórmula es fácil de decir, y difícil de llevar a la práctica: pensar en el otro. El matrimonio no es la suma de dos proyectos personales, sino un proyecto común que va a durar toda la vida. Y en ese proyecto, cada cónyuge tiene que mirar, no a sí mismo, sino al otro: el marido a la mujer, la mujer al marido.


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