lunes, 6 de julio de 2020

VIDA OCULTA-A hidden life

Año: 2019
Países: Alemania, EEUU
Dirección: Terrence Malick
Intérpretes: August Diehl, Valerie Pachner, María Simon, Karin Neuhäuser, Tobías Moretti, Alexander Fehling, Karl Markovics, Franz Rogowski, Bruno Ganz, Ulrich Matthes, Matthias Schoenaerts, Martin Wuttke, Johannes Krisch, Michael Nyqvist, Jürgen Prochnow, Florian Schwienbacher, Johan Leysen, Waldemar Kobus, Wolfgang Michael.
Guión: Terrence Malick
Música: James Newton Howard
Fotografía: Jörg Widmer

Franz y Fani Jägerstätter son un feliz matrimonio que vive con sus tres hijas en una granja alpina en Sankt Radegund (Austria). Son campesinos, viven y trabajan rodeados de un impresionante paisaje montañés. Cuando estalla la segunda guerra mundial, los hombres comienzan a respaldar el nazismo pero Franz no se deja arrastrar por la corriente mayoritaria. Se resiste a prestar juramento a Hitler y se convierte en el primer objetor de un mundo de ferviente nacionalismo y creciente ideología de odio. El amor incondicional de su esposa y su fe inquebrantable, se convertirán en sus principales aliados para afrontar las graves repercusiones que su decisión  provocará.

Es evidente que Terrence Malick juega en otra galaxia cinematográfica. Eso sí, hay que conectar con su forma de ver el cine, porque de lo contrario sus películas serán difíciles de seguir. Hombre de gran sensibilidad artística y de profundo amor por la naturaleza,  en esta película cuenta la historia de Franz y su negativa a jurar lealtad a Hitler.

Franz es un hombre profundamente católico, que reza y confía en Dios (será beatificado por Benedicto XVI) y es, sobre todo, un hombre de conciencia. Sin querer, uno busca el paralelismo con Santo Tomás Moro. Se mantendrá fiel a los dictados de su conciencia, aunque su actitud resulte incomprensible a los que le rodean (no así a su mujer, que le apoyará incondicionalmente). Su gesto es inútil, nadie se va a enterar (a diferencia de Santo Tomás Moro, cuyo gesto de no prestar juramento al Rey resonará en Inglaterra y en toda Europa), pero a él le importa fundamentalmente el juicio de Dios. Franz no es un soberbio, no se encastilla en su punto de vista, pide consejo. Pero al final no puede ir contra su conciencia, el santuario de Dios.

Impresionan también las manifestaciones de fe: Franz y Fani rezan con confianza, aunque sea sin entender a  veces porque les está sucediendo aquello. Es muy bonita la escena en que las dos hermanas rezan el Angelus, oyendo las campanas de la iglesia.Tienen fuerza también todos los pasajes de la prisión, en que la violencia de los malos tratos es tratada con inteligencia, elípticamente con el recurso al fuera de campo.  Y el proceso al que Franz  es sometido tiene un claro paralelismo con el de Jesús antes de ser crucificado.

Franz es un hombre sencillo, muy enamorado de su mujer Fani (en realidad la película es la historia de los dos), también muy enamorada de él. Padre amantísimo de sus hijas, buen trabajador, alegre y cordial con sus amigos. La película retrata muy bien la vida hogareña, compuesta de pequeñas cosas que dan la felicidad. Entre Franz y Fani hay un un tierno y completo amor, muy bien descrito por el director, que no le impide a ésta reconocer "yo le amo, pero Dios le ama más". Es una relación real que podemos tocar, y en la que hay verdaderamente dolor y gloria. Ninguno de los cónyuges (¡qué bien sabe dirigir a los actores Terrence Malick!) es impasible o actúa como si el sacrificio que les toca vivir no les rompiera el corazón. Tal vez el aspecto más hermoso de la película sea el diálogo, principalmente mudo, entre los dos cónyuges. En este sentido, se puede decir que estamos ante un Terrence Malick al máximo de sus capacidades, que muestra el amor sin empalagos ni redundancias, narrándolo mediante gestos y palabras casi "inexpresadas", propios de una pareja llena de confianza en el sueño de su vida y en su sencilla existencia cotidiana, inmersa en el microcosmos de las montañas austríacas.

Franz es un hombre solo, pero no solitario. Es un hombre que ama porque es amado. Desde un cierto punto de vista, la película es la historia de un largo diálogo, muchas veces a distancia, entre marido y mujer. Por un lado ella parece movida por un realismo responsable; por otro, es la fuente de una confianza siempre renovada. Franz sufre en prisión a manos de sus carceleros, pero también sufre Fani en una vida alejada de su marido, una existencia cada vez más difícil en un país hostil. La alternancia de las escenas nos muestra cómo los dos se sostienen viviendo el uno para el otro, atreviéndose a gestos de solidaridad por otros que necesitan ayuda inmediata. Se convierten en dos puntos de luz en un mundo aparentemente envuelto en tinieblas.

Pero hay otra historia, que aparece escondida en el poderoso drama, que es el de la relación entre Fani y su hermana, que vive con el matrimonio. Ella no entiende a su cuñado, pero cuando Franz es detenido, juzgado y ejecutado, ella va a ser el sostén de su hermana. En lo sobrenatural, Dios, pero en lo humano, si no estuviera su hermana, Fani se rompe. De forma sencilla está también reflejada esa relación fraternal.

Drama de conciencia, esta película también es inevitablemente el drama de la libertad. La fuerza tranquila del protagonista no solo reside en el gesto que realiza sino sobre todo en lo que se niega a hacer. Franz decide, totalmente solo contra todo y contra todos, no sumarse al culto de la fuerza, de esa fuerza que en aquel momento parece extenderse y vencer. Al obispo que le recuerda su deber con la patria, el campesino responde: "Si Dios nos ha dada el libre arbitrio, nosotros somos responsables de lo que hacemos y de lo que no hacemos". Pero uno de los momentos que mejor representa ésto es cuando Franz responde al abogado que, poniendo ante sus ojos el folio de adhesión al nazismo, le tienta diciéndole: "Si firmas te dejarán libre", a lo que responde: "Pero yo soy libre".

Una pequeña crítica se le podría hacer al director. Éste apenas
repara en las tres hijas del protagonista. Aparecen en muchísimas secuencias, pero no llegamos a saber siquiera sus nombres. Dos parecen gemelas, pero tampoco tenemos esa certeza. Su presencia en pantalla sólo realza el gran amor al que renuncia el protagonista con su decisión final.

Acabo con otra de las claves de la película. Son las significativa palabras de George Elliot en su novela Mediados de Marzo, que dan el título a la película, en 1871:" El crecimiento del bien en el mundo depende parcialmente de actos ignorados por la historia; y si las cosas no nos van tan mal como podrían irnos a ti y a mí, se debe en parte al número de personas que han vivido fielmente una vida oculta y reposan en tumbas olvidadas".


No hay comentarios:

Publicar un comentario