Año de producción: 1989
País: EEUU
Dirección: Danny De Vito
Intérpretes: Michael Douglas, Kathleen Turner,
Danny DeVito, Marianne Sägebrecht, Sean Astin, Heather Fairfield
Argumento: Warren Adler (novena)
Guión: Michael Leeson
Música: David Newman
Fotografía: Stephen H. Burum
Los Rose son una pareja
aparentemente feliz que vive con gran lujo y ejerce una vida social brillante.
Todo parece ir bien hasta que un día la vida se derrumba. Comienzan los
trámites para el divorcio, por lo que ambos se enfadan aún más el uno con el
otro y se desencadena una dramática lucha para conseguir la adjudicación de
la casa. Esta lucha se ve de una forma
exagerada y los personajes muestran comportamientos de auténticos sicópatas. Su
relación va degenerando hasta que todo el amor que sentían el uno por el otro
se convierte en odio desencadenado, lo que va llevando a los personajes poco a
poco hasta su propia autodestrucción.
Bajo el disfraz de una comedia,
esta película es la tragedia vulgar de un matrimonio que no supo permanecer
enamorado y después de dedicó a la lucha por pura soberbia, para doblegar al
otro.
El marido lo dice: sustentaron su
amor en puras emociones. Chesterton decía que era dichoso el hombre que se
casaba con la mujer que amaba, pero aún más aquél que amaba a la mujer con la
que se había casado. A los dos les falló esto: las emociones duran poco y luego viene la convivencia diaria, donde los defectos del otro se agigantan (es muy
ilustrativa la escena en que la mujer manifiesta su repugnancia por la forma de
comer del otro cónyuge ) y la rutina se instala (el marido no le da importancia
a las cosas de su mujer, como se ve en la escena del contrato). Habían olvidado
los dos que se habían casado con alguien que tenía defectos y habían olvidado
los dos que se tenían querer con sus defectos.
La mayor parte de la película
trata del divorcio de los protagonistas. No es más que una lucha sórdida y
despiadada de egos desbocados, que termina en tragedia.
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