jueves, 17 de abril de 2014

CUANDO UN HOMBRE AMA A UNA MUJER

Año: 1994
País: EEUU
Dirección: Luis Mandoki
Intérpretes: Andy García, Meg Ryan, Phillip Seymour Hoffman, Ellen Burstyn, Tina Majorino, Mae Whitman, Lauren Tom, Eugene Roche
Guión: Ronald Bass, Al Franken
Música: Zbigniew Preisner
Fotografía: Lajos Koltai
 
Michael (Andy García) y su esposa Alice (Meg Ryan) forman un matrimonio que ha luchado por una familia unida junto a sus dos hijos. Sin embargo, el dolor hace su entrada en escena cuando un secreto pasado de Alice comienza a cernirse de nuevo sobre ella: su tendencia al alcohol.
 
¿Es posible amarse para siempre?. Michael lo cree firmemente. No tuvo miedo a tomar una decisión definitiva, para toda la vida, el día que se casó. A pesar de que hoy muchos piensan que eso es imposible y esta mantalidad les lleva a pensar: "Estamos juntos hasta que nos dure el amor".
 
El problema es lo que tantos entienden por "amor". Parece que no es más que un sentimiento, una condición sicofísica. Si esto es así, tienen razón: no se puede construir encima nada sólido. Nada se puede hacer sobre la arena de los sentimientos que van y vienen. Sin embargo, este sentimiento que llamamos "amor" tiene una argamasa: el amor que viene de Dios. Entonces se convierte en una roca y sobre ella sí que se puede levantar un edificio: la relación conyugal. Y esa argamasa durará toda la vida si los cónyuges quieren. Por eso el matrimonio será para siempre.
 
Es un amor que tiene un adjetivo: "incondicional". Es un amor que lo da todo gratis, sin esperar nada a cambio. Que amará con independencia que el hombre o la mujer sean hoy guapos y fuertes y mañana unos ancianitos  que tendrán demencia senil. "A las duras y a las maduras" es el gran lema del matrimonio. Claro que una vez más hay que decir: sin Dios por enmedio esto es muy difícil o incluso se puede volver hasta insoportable. Michael se ha encontrado con el tremendo problema del alcoholismo de su mujer. Problema de muy difícil solución, incluso aunque el que lo padece quiera someterse a tratamiento. Pero Michael se echa ese fardo sobre las espaldas: "a las duras y a las maduras", prometió un día.
 
Pero Michael tembién necesita ser perdonado. No supo escuchar a su mujer antes de que la crisis se revelase en toda su crudeza ni la entendió en pleno proceso de rehabilitación, lo que provoca en ella un fuerte resentimiento. No obstante, también en un momento determinado, ella le perdona. Y así el matrimonio de ambos llega a ser más fuerte, porque están unidos en el sufrimiento.

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