lunes, 16 de mayo de 2016

LA CASA DEL TEJADO ROJO-Chiisai ouchi

Año: 2014
País: Japón
Dirección: Yoji Yamada
Intérpretes: Haru Kuroki, Takako Matsu, Hidetaka Yoshioka, Chieko Baisho, Satoshi Tsumabuki, Takataro Kataoka, Yukijiro Hotaru, Yui Natsukawa, Kazuko Yoshiyuki, Shigeru Muroi
Argumento: Kyoko Nakajima (novela)
Guión: Yoji Yamada, Emiko Hiramatsu
Música:Joe Hisaishi
Fotografía: Masashi Chikamori

Después de la muerte de Taki, su sobrino Takeshi descubre un cuaderno de memorias escrito por la anciana. Así aprende que, de joven, trabajó como criada para los Hirai en una casita con un tejado rojo en Tokio. Misaki Hirai es el padre de familia y director del departamento de juguetes de una fábrica. Mientras sueña con la expansión de la empresa, su esposa Tokiko se enamora de Shoji, al que visita en secreto.

Da siempre alegría volver a ver cine clásico, muy semejante a aquel John Ford para el que la escena era lo de menos y lo que contaba era los movimientos y actitudes de los personajes. Con su película, Yoji Yamada viene a ilustrarnos una mentalidad y un modo de entender la familia y el matrimonio que murieron con Taki.

El veterano director mantiene su interés por todo lo relacionado con la familia y vuelve a mirar al corazón de sus protagonistas para mostrar sus inquietudes con discreción y de manera sutil. Vemos el decoro y lealtad de unos y otros, pero también sus inclinaciones y conciencia de culpa...que Taki arrastrará hasta sus últimos días. Pero la elegancia y finura para abrir el alma de cada uno hace que nos acerquemos a ellos con pudor, sin juicios recriminatorios, comprendiéndoles e incluso disculpándoles. Yamada hace que los planos respiren humanismo, que los personajes nos transmitan una manera de pensar en que el servicio, la disciplina o el patriotismo se sitúan en primera línea. También acierta al introducir a Takeshi y a su novia para mostrar la evolución de la sociedad japonesa hacia la modernidad..siempre manteniendo una hondura y un sentimiento a prueba de bombas, con un respeto a los mayores que hasta resulta sorprendente.

En sus quehaceres, Taki manifiesta tanta abnegación como bondad y fortaleza. A su modo, vela por la felicidad de la familia y es algo más que una criada. Es la guardiana de la casa del tejado rojo, la que ha vivido tanto como para poder contar lo que se cocinaba en ella, y para hacerlo de manera velada. El rostro de Haru Kuroi -premio a la mejor actriz en el Festival de Berlín- transmite esa delicadez y fragilidad, esa duda y discreción tan juvenil como refinada; mientras que el de Takako Matsu como joven esposa encierra honestidad y a la vez debilidad. Asistimos a una historia de amor y a otra de infidelidad, a una de amistad y a otra de lealtad. Todo sucede a fuego lento, con la pausa y nostalgia que permiten a la memoria paladear aquellos maravillosos y difíciles años. Contemplación con hermosos planos que hablan de quietud, silencios para reflejar lo incierto de una guerra que aparecía en el horizonte, y colorido para enriquecer una mentalidad que comenzaba a estar trasnochada.


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