lunes, 2 de mayo de 2016

TIERRAS DE PENUMBRA-Shadowlands

Año: 1993
País: Reino Unido
Dirección: Richard Attenborough
Intérpretes: Anthony Hopkins, Debra Winger, Joseph Mazzello, Edward Hardwicke, John Wood, James Frain, Julian Fellowes, Peter Firth, Roger Ashton-Griffiths
Argumento: William Nicholson (Obra teatral)
Guión: William Nicholson
Música: George Fenton
Fotografía: Roger Pratt

Nos cuenta la película la historia de C.S. Lewis y de Joy Gresham, escritora norteamericana que desea conocerle junto con su hijo. Básicamente fundamentada en hechos reales, aunque con diversas licencias históricas

Es claro que ésta es una de esas películas que hay que ver, aunque no tenga los efectos especiales de la "Guerra de las Galaxias", ya sea en su versión nostálgica-década de los 70-, ya sea en en su versión actual-hoy-.

C.S. Lewis es uno de los grandes escritores ingleses -no es solamente el autor de "Las Crónicas de Narnia, relato aparentemente infantil, pero que, a la vez, en algunos de sus cuentos, es la historia de la Creación, Redención y Juicio Final-, cuyos libros han servido para que muchas personas reflexionen sobre los fundamentos del cristianismo.

Pero, según nos cuenta la película, no era más que un profesor solterón de Oxford, encerrado muy cómodamente en su torre de marfil, buena persona y teórico del dolor. Hasta que conoció a Joy Gresham y se terminó enamorando de ella. Y ese amor le transformó: pasó a ser una persona alegre, pensando en su mujer y en los demás, olvidado de sí.

Pero también conoce el dolor, en la enfermedad de su mujer. Y ese dolor, que le produce conatos de rebeldía frente a Dios, como nos pasaría a todos, le purifica y, frente a lo que se podría pensar, le va a acercar más a El. Primero , porque su matrimonio se convertirá en un matrimonio en el que Dios es el Tercero. Segundo, porque será muy consciente que el dolor es instrumento de purificación: "El sufrimiento es el cincel que usa Dios para perfeccionarnos"

Hay además, en la película, alguna descripción del amor humano sencillamente magnífica: "Con mi cuerpo te adoro, con mis bienes terrenales te doto". Es difícil decir en pocas palabras cómo Dios se manifiesta a través de la  relación conyugal, física,pero a la vez, instrumento de salvación.

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