lunes, 30 de julio de 2018

LA VIDA Y NADA MÁS-Life & Nothing more

Año: 2017
País: España
Dirección: Antonio Méndez Esparza
Intérpretes: Andrew Bleechington, Regina Williams, Robert Williams, Ry´nesia Chambers
Guión: Antonio Méndez Esparza
Fotografía: Barbu Balasoiu

La realidad de una madre soltera, Regina, que vive al norte del estado de Florida con sus dos hijos, en un contexto de desigualdad social, tratando de llegar a fin de mes al mismo tiempo que lucha contra la rutina y las dificultades del día a día.

Película sencilla, algo triste, con personas de carne y hueso, llenas de dignidad, donde, junto con problemas como la marginalidad, los prejuicios sociales, se nos dice cómo es absolutamente determinante un entorno familiar estructurado que facilite las cosas. El hijo ha crecido sin la figura paterna. Se siente perdido, sin referencias. Su madre, fruto de su relación con un compañero, va a tener otro hijo y, con enorme valentía y tremendo esfuerzo, está decidida a que nazca. No hay quejas: son tres hijos a sacar adelante,uno por nacer. El espectador empatiza con esta mujer que es realmente fuerte, en una situación social realmente dura. Que además trabaja sin cesar sin que nadie le valore nada. Es una madre coraje (¿porque el cine siempre nos muestra madres y no padres?) y que sacrifica su felicidad por sus hijos.

Destaca en la película la capacidad del director en dirigir a los actores, el trabajo tanto de Regina Williams como de Andrew Bleechington está lleno de verdad y los dos hacen unas interpretaciones impecables.

Sobre todo consigue que el espectador desde la distancia juzgue la vida de estos personajes, se meta en sus problemas, en su dolor y en muchos tramos en la tristeza que producen sus actos.

lunes, 16 de julio de 2018

MAUDIE-Maudie

Año: 2016
Países: Canadá, Irlanda
Dirección: Aisling Walsh
Intérpretes: Sally Hawkins, Ethan Hawke, Kari Matchett, Zachary Bennett, Gabrielle Rose, Billy MacLellan, Marthe Bernard, Lawrence Barry, David Feehan, Greg Malone,
Guión: Sherry White
Música: Michael Timmins
Fotografía: Guy Godfree

Basada en hechos reales, esta película cuenta la historia de Maud Lewis, famosa pintora  folk canadiense y sus relaciones con su marido, Everett Lewis, así cómo sus pinturas fueron vistas en todos los rincones del país.

Esta película nos cuenta una historia muy humana entre dos personas especiales: ella será una gran pintora naïf, con una severa artritis y el es un hombre aparentemente tosco, con poca educación.

Sin embargo, la película es una gran historia de amor, con dos personajes que no son guapos ni atractivos, al estilo de lo que nos han acostumbrado las películas al uso. Ella es una mujer fuerte, muy limitada físicamente por la enfermedad, valiosa intelectualmente pero que le dice a su marido "que con él tiene todo lo que quiere". El es un hombre tosco, huraño,que incluso llega a vejar a su mujer en público,  pero que nos sorprende en la película teniendo cada vez más delicadezas con su mujer. Poco a poco él la va liberando de tareas pesadas, que asume personalmente, para que ella pueda dedicarse a la pintura. Y eso que su vida le termina cansando porque de todo el país van a casa de ambos para comprar pinturas a Maudie. No le gusta esa vida, pero termina aceptandola por amor a su mujer. Y un detalle de ella: poco a poco va ganando más que su marido, pero será éste quien gestione el dinero.

Es una película que nos transmite muchas lecciones. Los dos se acompañaron en su dolor y soledad (él no conoció a sus padres), pero fueron, hasta la muerte de ella, unas fértiles décadas de cariño y compenetración. Y para los que crean que el amor es para toda la vida, los personajes nos enseñan que eso se llama ceder y compartir, y no tratar de ser el héroe que rema solo. También que el amor se construye a lo largo de toda la vida desde la confianza, el cariño y el respeto.

Maudie es además un canto a la vida, (interpretada la protagonista, por cierto, espectacularmente por Sally Hawkins). Consigue mostrarnos una mujer feliz en su sencilla y dura vida, enamorada de su tosco marido y capaz de ver los colores más llamativos de una vida gris.

lunes, 2 de julio de 2018

LA VERDAD OCULTA-Proof

Año: 2005
País: EEUU
Dirección: John Madden
Intérpretes: Gwyneth Paltrow, Anthony Hopkins, Jake Gyllenhaal, Hope Davis, Danny McCarthy, Tobiasz Daszkjewicz, Roshan Seth
Argumento: David Auburn (obra de teatro)
Guión: David Auburn, Rebbecca Miller
Música: Stephen Warbeck
Fotografía: Alwin H. Kuchler

Catherine es una joven que ha cuidado durante años de su padre Robert, un genio de las matemáticas, con una veta de locura. Cara a evitar el ingreso de su progenitor en una institución psiquiátrica, le ha dedicado lo mejor de su tiempo. Lo que ha redundado en una carrera profesional limitada -ella también es matemática y de las buenas- y en la imposibilidad de enamorarse, casarse y formar una familia.

Una palabra acerca de la interpretación de Gwyneth Paltrow: memorable, sobre todo comparando con películas suyas digamos más ligeras y no tan densas como ésta.

Catherine es una hija de matrícula de honor. Ha renunciado a su vida, a sus proyectos profesionales y personales por cuidar de su padre. Y, al final, cuando éste muere, se hace una pregunta que todos los que han cuidado a sus familiares se hacen: ¿no habría sido mejor internar al padre para que tuviera unos mejores cuidados médicos?. Claro que visto desde fuera, es fácil hacerse esa pregunta e incluso contestarla: sí, hubiera sido mejor el internamiento. ¨Sin embargo, para Catherine- como para cualquier familiar- la respuesta no es tan sencilla. El dejarlo en un establecimiento siquiátrico hubiera sido para ella fuente de un hondo sentimiento de culpa y de continuos reproches acerca de su propio egoísmo: me olvido de mi padre para vivir mi propia vida. Esa es la postura de la hermana-la otra hija. Aparentemente se ha desentendido de su padre en cuanto a la dedicación personal (no la económica, ya que ha pagado todas las facturas que conllevaba el cuidado de su padre). Sin embargo,  no conviene tampoco juzgarla muy duramente. No obstante, en esta película nos falta la opinión profesional: ¿es mejor o es peor que un paciente de este estilo esté en casa atendido por los familiares?.

A todo ello, se suma el desgaste síquico que el cuidado del padre ha supuesto para Catherine. Tras su muerte, se encuentra deprimida, agotada síquicamente, sin fuerzas casi para nada. A ello se suma su propio miedo a haber heredado la enfermedad de su padre-una esquizofrenia. Hay aquí una idea esencial: ¿quien cuida al cuidador?. 

Hoy, este tema, desgraciadamente, tiene manifestaciones más sencillas pero más  dramáticas: la negativa de los hijos a cuidar de sus padres ancianos, pero que necesitan continuos cuidados lo cual implica para los hijos  renuncias  y sacrificios, porque tendrán que olvidarse de muchas cosas. E incluso se ven casos tan dramáticos como dejar a los padres en las urgencias de un hospital y no venir a  recogerlos. Tampoco hay que juzgar porque cada familia es cada familia: ¿se puede atender a los padres cuando ambos trabajan?. Muchos hijos lo hacen, renunciando a sus propios planes. Otros no pueden y los tienen que llevar a una residencia. Pero, vuelvo a repetir, no conviene, en este caso, juzgar.