lunes, 22 de octubre de 2018

ALMA MATER-Innen Leben

Año: 2017
Países: Bélgica, Francia, Líbano
Dirección: Philippe Van Leeuw 
Intérpretes: Hiam Abbass, Diamand Bou Abboud, Juliette Navis, Mohsen Abbas, Moustapha Al Kar, Alissar Kaghadou, Ninar Halabi, Jihad Sleik, Elias Khatter 
Guión: Philippe Van Leeuw
Música: Jean-Luc Fafchamps
Fotografía:Virginie Surdej

En Siria en guerra, multitud de familias permanecen atrapadas por los bombardeos. Entre ellas, una madre y sus hijos resisten, escondidos en su piso. Con valentía, se organizan cada día para continuar viviendo a pesar de las penurias y el peligro, y, por solidaridad, acogen a una pareja de vecinos y su recién nacido. Dudosos de si huir o quedarse, afrontan el día a día con esperanza.

Una visión realista de los sufrimientos y angustias de la población civil en la reciente guerra de Siria. Se retrata un día cualquiera de una familia de clase media que sobrevive a duras penas en su piso de una innombrada ciudad. Encerrados, sin poder salir de casa a causa de los francotiradores, a merced de los bombardeos, sin agua corriente ni apenas víveres, viven además con la constante amenaza de los criminales y asesinos que merodean para rapiñar por casas abandonadas, y cuya entrada en la  casa dará lugar a unas escenas fuertes, de gran intensidad dramática. El director refuerza la sensación de reclusión al no mostrar nada del exterior, tan sólo lo que se observa por las ventanas. Es una película desoladora, inquietante, tristísima y funesta. Pero también rebosante de amor, respeto, nobleza y solidaridad. 

La película acentúa además el papel de la mujer en la familia, su fortaleza en los momentos más críticos. Son valientes, pero también están más expuestas y son más vulnerables. Su capacidad de aguante es enorme. Así muestra Van Leeuw a Yazan. Esta última es quien determina lo que se ha de hacer, el cómo y el cuando, también con cierto cansancio por otras personas de la casa, a quien les resulta algo asfixiante el control que ejerce, por otra parte necesario, según se ve en la película. Ella es señora de su casa y nadie, ni siquiera la guerra, parecen obligarla a abandonarla.

La madre-Yazan- lucha por mantener una cierta normalidad cuando todo lo demás se ha desmoronado. En medio de la catástrofe, Yazan obliga a sus hijas a ser hijas, a discutir por quién entra primero en el baño o quien tarda más en lavarse el pelo. Mantener los hábitos, las  costumbres, el desayunar, limpiar la casa, hacer las camas, es ahora el único recuerdo de que en algún momento no hubo una guerra.

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