lunes, 14 de enero de 2019

INVITACION DE BODA--Wajib

Año: 2017
País: Palestina
Dirección: Annemarie Jacir
Intérpretes: Mohammad Bakri, Saleh Bakri, Tarik Kopty, Monera Shehadeh, Lama Tatour, Samia Shanan, Jalil Abu Hanna, Ruba Blal
Guión: Annemarie Jacir
Fotografía: Antoine Héberlé

Abu Shadi es un padre divorciado y profesor de unos 60 años que vive en Nazareth. Cuando su hija se case, dentro de un mes,vivirá solo. Shadi, su hijo, es arquitecto y vuelve de Roma tras llevar muchos años fuera para ayudar a su padre a entregar en mano todas las invitaciones, como establece la tradición palestina. Por cierto, ambos son padre e hijo en la película y en la vida real.

Me ha parecido una película tremendamente humana, con dos detalles que quizás choquen al espectador, porque no está acostumbrado. El primero es ver que estamos en un ambiente de palestinos cristianos-no deja de ser sorprendente que el sonido del móvil del padre sea "Adeste Fidelis"-y, además, aunque la presencia judía es omnipresente, la película no trata del enfrentamiento entre los judíos y los palestinos. En realidad, trata sobre un tema universal: las relaciones entre un padre y su hijo, que se quieren pero que son de generaciones diversas (¡que ilustrativa es la escena de la lona!). Y, por supuesto, la familia siempre lo primero.

Para el padre, el divorcio y la homosexualidad son una infamia, pensamiento común a toda la sociedad de Nazareth. Y el matrimonio es la única realidad sólida entre un hombre y una mujer. El hijo, en cambio, es más tolerante quizás también porque convive con una chica en Roma sin estar casado. Todo ello dicho entre los dos con pasión, casi discutiendo-esta película en el fondo es una "road movie"-, pero con indudable afecto.

Hay dos cosas en que los dos son irreductibles: la primera es que la esposa de Abu Shadi y madre por tanto de Shadi se fue de Nazareth a Estados Unidos con otro hombre, dejando a la familia tirada. Eso Abu Shadi no lo ha podido perdonar, aunque se nota que la sigue queriendo. En cambio, su hijo sí que la ha perdonado. Por cierto, que la película deja un cabo suelto. La esposa y madre, ya viuda, asistirá a la boda de la hija. ¿Que podrá suceder?.

El otro tema en el que no están de acuerdo es que el padre se quedó en Nazareth e incluso tiene amigos judíos-a uno lo va a invitar a la boda-mientras que el hijo se fue. Este no logra entender porque tiene que confraternizar su padre con ningún judío. La  respuesta del padre es sencilla: "Yo vivo aquí y Nazareth es mi tierra. No tengo ningún deseo de marcharme ". Es difícil discutir  eso.

Es bonita la comunicación y confianza que hay entre padre e hijo. Son distintos, tienen diferentes opiniones, pero hablan, discuten, no se guardan las cosas.

También quiero destacar la mirada de la directora y guionista, Annemarie Jacir que sabe desplegar un agudo poder de observación, donde los detalles marginales o, en apariencia, ornamentales, configuran un relato mucho más rico y enrevesado de lo que nos pudiera aparecer. Consigue hacer una película de tono costumbrista, pero con absoluta falta de grandilocuencia, lo que beneficia al conjunto y consigue que la película sea muy agradable de ver. Y sin dejar nunca de lado su  objetivo principal: la modesta y preciosa misión de los protagonistas que es invitar a la boda, a la reunión familiar.

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