lunes, 13 de mayo de 2013

LUZ SILENCIOSA


Año de producción: 2007
País: Alemania, Francia, Holanda, México
Dirección: Carlos Reygadas
Intérpretes: Cornelio Wall, Maria Pankratz, Miriam Toews, Jacobo Klassen, Elizabeth Fehr, Peter Wall
Guión: Carlos Reygadas
Fotografía: Alexis Zabe

Un matrimonio, Johan y Esther. Tienen seis hijos y viven en medio del campo, en una granja. Hablan entre ellos un dialecto parecido al flamenco. Son una familia austera, con un hondo sentido religioso. Viven en México. Curiosamente, el director opta por no explicitar con claridad quienes son los personajes y su contexto cultural. Hay que escuchar a Reygadas para saber que son menonitas mexicanos, un grupo religioso derivado de los anabaptistas, y fijarse en un calendario para saber que estamos en el año 2007.

Aunque Johan actúa como si no pasara nada, algo le pasa y ocupa su mente. Tiene una aventura con una mujer, Marianne. Está a gusto con ella, cree que si pudiera elegir de nuevo la escogería como esposa. Pero al mismo tiempo rompe a llorar, está hecho un lío. Pide consejo a su padre, pastor de la congregación. Sabe que tiene un compromiso con Esther, y que debe ser justo con ella y con su prole.
Sorprende que Johan, hombre sinceramente religioso, acuda tan poco a Dios para resolver su situación personal, entre dos mujeres. Es más, llama la atención que considere su adulterio como la voluntad de Dios. Aun así, es plenamente consciente de su compromiso con Esther y siente una tremenda culpa. De hecho, la paz llega a su alma cuando rompe con su amante.

Da la impresión, aunque no se nos cuentan antecedentes, que Johan se había aburrido en su matrimonio. Todo era igual, anodino, sin alicientes. Ya no había ilusión, ya no había sentimiento. Marianne supone una nueva ilusión. Había sucumbido a la tentación de cambiar, quizás olvidando que en todo matrimonio la rutina o el aburrimiento puede formar parte del paisaje del mismo. Un matrimonio debe aprender a aburrirse juntos y buscar remedios contra esa posible rutina de los días siempre iguales, lo cual, por otro lado, pasa en cualquier convivivencia y en cualquier trabajo.
Marianne es para Johan una nueva ilusión. Pero una ilusión falsa. Sabe que está unido a Esther con unos lazos fortísimos-el separarse de ella es romperse a si mismo- y, por otro lado, esa ilusión por Marianne terminaría por desaparecer, porque también ahí se introduciría la rutina y el aburrimiento. ¿Y qué hará entonces?. ¿Buscarse otra?.

La muerte de Esther es un ejemplo claro de las consecuencias del adulterio de Johan. Muere porque no termina soportando la infidelidad de su marido. Esther está unida a su marido por lazos que son más fuertes que la sangre. La  ruptura de esos lazos es matarla, como así sucede, aunque al final se produzca-como en los cuentos-su vuelta a la vida.

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