Año de producción: 2007
País: Alemania, Francia, Holanda, México
Dirección: Carlos Reygadas
Intérpretes: Cornelio Wall, Maria Pankratz,
Miriam Toews, Jacobo Klassen, Elizabeth Fehr, Peter Wall
Guión: Carlos Reygadas
Fotografía: Alexis Zabe
Un matrimonio, Johan y Esther.
Tienen seis hijos y viven en medio del campo, en una granja. Hablan entre ellos
un dialecto parecido al flamenco. Son una familia austera, con un hondo sentido
religioso. Viven en México. Curiosamente, el director opta por no explicitar
con claridad quienes son los personajes y su contexto cultural. Hay que
escuchar a Reygadas para saber que son menonitas mexicanos, un grupo religioso
derivado de los anabaptistas, y fijarse en un calendario para saber que estamos
en el año 2007.
Aunque Johan actúa como si no
pasara nada, algo le pasa y ocupa su mente. Tiene una aventura con una mujer,
Marianne. Está a gusto con ella, cree que si pudiera elegir de nuevo la
escogería como esposa. Pero al mismo tiempo rompe a llorar, está hecho un lío.
Pide consejo a su padre, pastor de la congregación. Sabe que tiene un
compromiso con Esther, y que debe ser justo con ella y con su prole.
Sorprende que Johan, hombre
sinceramente religioso, acuda tan poco a Dios para resolver su situación
personal, entre dos mujeres. Es más, llama la atención que considere su adulterio
como la voluntad de Dios. Aun así, es plenamente consciente de su compromiso
con Esther y siente una tremenda culpa. De hecho, la paz llega a su alma cuando
rompe con su amante.
Da la impresión, aunque no se nos
cuentan antecedentes, que Johan se había aburrido en su matrimonio. Todo era
igual, anodino, sin alicientes. Ya no había ilusión, ya no había sentimiento.
Marianne supone una nueva ilusión. Había sucumbido a la tentación de cambiar,
quizás olvidando que en todo matrimonio la rutina o el aburrimiento puede
formar parte del paisaje del mismo. Un matrimonio debe aprender a aburrirse
juntos y buscar remedios contra esa posible rutina de los días siempre iguales,
lo cual, por otro lado, pasa en cualquier convivivencia y en cualquier trabajo.
Marianne es para Johan una nueva
ilusión. Pero una ilusión falsa. Sabe que está unido a Esther con unos lazos
fortísimos-el separarse de ella es romperse a si mismo- y, por otro lado, esa
ilusión por Marianne terminaría por desaparecer, porque también ahí se
introduciría la rutina y el aburrimiento. ¿Y qué hará entonces?. ¿Buscarse
otra?.
La muerte de Esther es un ejemplo
claro de las consecuencias del adulterio de Johan. Muere porque no termina soportando
la infidelidad de su marido. Esther está unida a su marido por lazos que son
más fuertes que la sangre. La ruptura de
esos lazos es matarla, como así sucede, aunque al final se produzca-como en los
cuentos-su vuelta a la vida.
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