lunes, 27 de mayo de 2013

LOS DESCENDIENTES


Año: 2011
País: EEUU
Dirección: Alexander Payne
Intérpretes: George Clooney, Shailene Woodley, Beau Bridges, Judy Greer, Matthew Lillard, Robert Foster, Amara Miller, Nick Krause, Patricia Hastie, Mary Birdsong, Rob Huebel.
Argumento: Kaul Hart Hemmings (novela).
Guión: Alexander Payne, Nat Faxon, Jim Rash
Fotografia: Phedon Papamichael

Hawai es algo más que un lugar de playas paradisíacas. Las desgracias ocurren como en cualquier otro sitio, y Matt King, abogado inmobiliario demasiado absorto en su trabajo, está sufriendo una de ellas. Padre de dos hijas –la jovencita Alex y la pequeña Scottie-, la esposa y madre, Elizabeth, está en coma irreversible tras un accidente acuático. No hay esperanzas de recuperación, sólo queda desenchufar la respiración asistida, y cuidarla hasta que muera. Si sobrellevar algo así ya es difícil, todavía lo es más cuando Matt se entera por Alex que Elizabeth le engañaba. Debe encajar y gestionar esta dolorosa noticia, con la asunción en serio de su responsabilidad de padre de familia y la culminación de la venta de una importante propiedad familiar en una de las islas, de la que él es el único administrador, y que le enraiza con la tierra y sus antepasados nativos.

Es una historia de perdón, entre otras cosas. Matt perdona a Elizabeth su infidelidad y la sigue queriendo. Hay un amor incondicional de él hacia su esposa, que no espera nada a cambio. Incluso pretende que la persona con la que su mujer le ha engañado vaya a despedirse de ella.

Es un amor que no tiene nada que ver con el mercado: no hay contrapartida, no existe el do ut des. Matt  amaría a su mujer pasara lo que pasase, así se volviera cleptómana, maníaco con demencia senil. Para él no es un trámite la clásica fórmula de prometer quererla “en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida”.

Su mujer le ha destrozado la vida-aunque él sea también consciente que la relación se había deteriorado en los últimos tiempos-pero sigue haciendo esfuerzos por amarla.

Matt no lo sabe, pero su amor es semejante al de Dios, que ama sin esperar nada a cambio. Y es semejante al amor de Jesucristo por su Iglesia, entregándose a ella totalmente.

¿Lo que ha hecho Matt es muy difícil?. Pues sí. Pero es razonable. Lo terrible hubiera sido meter el cálculo en el matrimonio-te amo mientras no me des un disgusto-, ya que ello supondría cargárselo. Da mucha tranquilidad en el matrimonio pensar que a cualquiera de los cónyuges se le quiere sin cálculo, que no le quieren por su dinero o sus posesiones, sino por ser quien es.

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