DOS EN LA CARRETERA
Año de producción: 1967
País: Reino Unido
Dirección: Stanley Donen
Intépretes: Audrey Hepburn, Albert Finney,
Eleanor Bron, William Daniels, Gabrielle Middleton, Claude Dauphin, Jacqueline
Bisset
Guión: Frederic Raphael
Música: Henry Mancini
Fotografía: Christopher Challis
El film
muestra a una pareja en plena crisis conyugal, que recuerdan la época en que
eran felices, empezando por su flechazo. Albert Finney y Audrey Hepburn
componen sus personajes a la perfección.
La tesis
central es que en un matrimonio ni hay plena felicidad ni plena desgracia. Hay
obstáculos –incluyendo las infidelidades de ambos- y siguen adelante.
No obstante,
hay una cierta visión negativa del matrimonio. Los momentos en que ambos
cónyuges fueron felices son mostrados en la película como aquellos en que se
conocieron, antes de casarse. El matrimonio lleva más bien al aburrimiento –son
reveladoras las imágenes en que se muestran a un matrimonio ya mayor que están
juntos, pero no tienen nada que decirse o, al principio de la película, cuando
se ve a una pareja de recién casados, saliendo de la iglesia, con caras largas-
y a la rutina. Probablemente hay algo de autobiográfico, ya que Stanley Donen
se casó cinco veces.
Seguramente es
cierta una de las tesis de la película que ambos cónyuges tienen que seguir
disfrutando como lo hicieron antes de casarse. En definitiva, seguir
divirtiéndose juntos. De lo contrario, la rutina les puede. Ambos pierden la
ilusión, pero él se dedica sólo al trabajo, olvidándose de su mujer, y ambos
son infieles, el sexo se convierte en obligatorio, aunque el rescoldo de su
amor está ahí y ello les permite seguir adelante. En este sentido, es una
película con un sentido positivo de que, a pesar de los pesares, deben seguir
juntos, aunque el espectador tiene claro que las situaciones que se han vivido
en el film pueden volver a repetirse más adelante. De hecho, cuando el marido
le pide explicaciones a su mujer acerca del engaño, ésta le dice que ha sido
porque “ella es así”.
La película
muestra lo importante que es el perdón y lo difícil que es otorgarlo. Ello se
ve en el caso del marido, cuando su
mujer le dice que le ha engañado. De hecho, a pesar de que seguirán continuando
juntos, da la impresión que el marido ya no va a olvidar esa infidelidad, a
pesar de que él la ha engañado en
diversas ocasiones.
Si hiciéramos
un ejercicio de predicción, ¿podemos asegurar que ese matrimonio no terminará
rompiéndose definitivamente?. No sería el primer caso de un matrimonio que
rompe, aunque ambos se sigan queriendo, pero al final se han hartado
definitivamente uno del otro. Algunas cosas tendrían que cambiar: volver a
recuperar la ilusión de estar juntos, de pensar el uno en el otro, volver a ver
el sexo como la manifestación de su amor, superar el egoísmo de pensar que lo
único que importa es el trabajo y que los hijos son un problema (en el caso de
él), o en el caso de ella, olvidarse de que “ella es así” (aunque en este
sentido, ella tiene menos culpa, porque se ha sentido totalmente abandonada),
recordar que son “uno”, unidos con un vínculo fortísimo, no dos personas que se
limitan a convivir. Y recordar también, cosa que se echa de menos en la
película, que el matrimonio tiene un componente religioso que hace más fácil
que puedan continuar juntos. Los obstáculos siguen ahí, pero tendrán más fácil
superarlos, y ellos les ayudarán a madurar como personas.
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