martes, 12 de marzo de 2013

SENTIDO Y SENSIBILIDAD



 Año de producción: 1995 
País: EEUU, Reino Unido 
Dirección: Ang Lee 
Intérpretes: James Fleet, Emma Thompson, Hugh Grant, Kate Winslet, Harriet Walter, Tom Wilkinson, Greg Wise, Gemma Jones, Emilie François, Alan Rickman, Imelda Staunton, Hugh Laurie, Elisabeth Spriggs. 
Argumento: Jane Austen (novela “Sense and sensibility”). 
Guión: Emma Thompson 
Música: Patrick Doyle. 
Fotografía: Michael Coulter 

Henry Dashwood es un rico propietario que tiene un hijo de su primer matrimonio, llamado John. Cuando el señor Dashwood muere, su herencia pasa por motivos legales a John, que está casado con Fanny. De la noche a la mañana, la viuda de Dashwood y sus tres hijas se quedan sin hogar y sin recursos económicos. El futuro pinta negro para ellas, pero tratan de afrontarlo sin desánimos. Con el fin de buscar una vida más fácil, se trasladan a vivir al campo. Allí conocen a un hermano de Fanny, llamado Edward. Una de las hermanas, Elinor, enseguida se enamora de él. Pero esta relación está mal vista por Fanny, que piensa que el enamoramiento de su hermano es una argucia de Elinor. A su vez, la otra hermana, Marianne se vuelve loca por Willoughby y desprecia, por mayor, al coronel Brandon, aristócrata del lugar. 

La película es una excelente muestra del papel de lo racional (inteligencia y voluntad) en el amor. En este juegan los sentimientos y la afectividad, pero también la inteligencia y la voluntad. De hecho, el matrimonio es una decisión de la voluntad, haya o no sentimientos. Marianne se enamora de Willoughby de forma totalmente romántica, pero si hubiese reflexionado, como le aconsejaba su hermana, se hubiera dado plena cuenta que Willoughby no le convenía. Así, éste le dejará para casarse con una mujer rica. En Elinor, en cambio se observará en su amor por Edward un perfecto equilibrio entre inteligencia y voluntad y sentimientos. La voluntad juega también un papel preponderante en la decisión de Edward de no tener en cuenta su propio amor por Elinor. Previamente a conocerla, se había comprometido con una señorita y eso era suficiente para él, aunque ya su corazón iba por otro lugar. 

Esto hoy sería algo casi incomprensible, pero por delante de todo está el respeto a la palabra dada. No podemos olvidar que la promesa de casamiento prácticamente equivalía, en aquella época, al compromiso matrimonial. Por último, Willoughby se casa con otra mujer por razones económicas: el es pobre y ella es rica. No hay amor, pero hay compromiso matrimonial, suficiente para crear el matrimonio. El sentimiento es importante, pero el compromiso matrimonial no se puede fundar exclusivamente en él, porque los sentimientos van y vienen e incluso desaparecen. Pero el sí matrimonial permanece.

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