miércoles, 27 de marzo de 2013

NUNCA ES TARDE PARA ENAMORARSE



Año de producción: 2008
País: EEUU
Dirección: Joel Hopkins
Intérpretes: Dustin Hoffman, Emma Thompson, Eileen Atkins, Kathy Baker, Liane Balaban, James Brolin, Michael Landes, Richard Schiff
Guión: Joel Hopkins
Música: Dickon Hinchliffe
Fotografía: John de Borman

Dos personas maduras, un encuentro casual, la oportunidad para el amor al caer el dia. El es Harvey, divorciado neoyorquino, cuya hija está a punto de casarse en Londres. Le habría gustado ser pianista de jazz, pero ha debido conformarse con crear melodías y ambientes para anuncios comerciales. Y ella es Kate, eterna solterona, que trabaja en una empresa de encuestas en Londres, siempre pendiente de una madre que no para de llamarle, y que desea fervientemente que encuentre al hombre de su vida.

¿Son posibles las segundas oportunidades en el matrimonio?. ¿Es posible que Harvey tenga una segunda oportunidad con Kate?. En la película se nos lo presenta como culpable del divorcio de su primer matrimonio. Su hija también está desilusionada con él. ¿Será capaz Harvey de hacer feliz a Kate con el antecedente del primer matrimonio?. Su primera mujer no aguantó y se hartó. ¿Aguantará Kate?. No basta con el enamoramiento que se produce entre los dos. Ese enamoramiento también sucedió en el primer matrimonio de Harvey. ¿Podrá cambiar Harvey para que no se de la misma situación?. Porque se nos dice que Kate es de armas tomar: ¿soportará a Harvey si éste no cambia?. Porque ese enamoramiento se acabará más pronto que tarde.

La cuestión se plantea con toda su crudeza cuando llega la rutina. Ha desaparecido el enamoramiento y quedan los dos cónyuges, frente a frente, en su realidad diaria, que puede llegar a  ser aburrida. El marido quiere cambiar, entonces. Alguien más joven, que le ilusione. Sin embargo, la historia se repetirá. Tarde o temprano, la rutina diaria se impondrá. ¿Volverá a cambiar de pareja?. Y lo mismo podríamos decir de la mujer.

Y es que, cuando marido y mujer dijeron “sí”, se aceptaron mutuamente. Pero se aceptaron cómo eran en el momento presente y como serían en el futuro, con sus cosas buenas y sus cosas menos buenas, con sus días alegres y sus días –que son más- rutinarios, con sus virtudes y sus defectos. Si ésto no se tiene claro, ese matrimonio fracasará. Tarde o temprano saldrán los defectos, como en el caso de Harvey y tarde o temprano surgirá la desilusión nacida de los días grises. La tentación de cambiar será grande. Pero esa persona, si ha elegido bien , es el hombre o la mujer de cada uno de ellos, a pesar de los pesares. Si son cristianos, tendrán que recordar que Dios les ha dado una ayuda muy concreta para salir adelante, en los días tristes o cuando el Harvey de turno sea  un ser lleno de defectos.

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